Comentario sobre mis impresiones de la obra de Violeta Parra y su conexión con el quehacer actoral
A propósito de la honestidad que menciona Tina Modotti, comencé a buscar en mi memoria algún artista chileno con quien pudiera hacer un paralelismo. Alguien que buscase dignificar un medio así como Modotti lo hizo con la fotografía. De inmediato vino a mi cabeza la creación plástica de Violeta Parra. En esta dignifica materiales como el cartón, las fibras, la arpillera, trozos de vidrio, materiales que podrían encontrar su destino en un basurero. Tuve oportunidad de verlas hace algunos años en la pinacoteca de la Universidad de Concepción. Y al igual que ese día, me parece que un análisis estético, intelectual de su obra es solo uno de los caminos para comprenderla. Desde este punto de vista encontraríamos un vasto uso de símbolos y una estética naif, colores planos, texturas ásperas e incluso temáticas de denuncia. No es poseedora de una técnica extraordinaria y refinada, elabora sus arpilleras con un punto bastante sencillo. Sin embargo, lo que me conmovió en aquella ocasión, y esto es, desde luego, una impresión total y absolutamente personal, es que los cuadros mostraban a Violeta Parra desnuda, sin ningún tipo de velo, sus impulsos íntimos sin miedo a ir contra las convenciones del arte. Una motivación y un resultado que van más allá del intelecto (sin que por esto prescindan de él). Se despide de la perspectiva, del volumen y expone de algo que es, de algún modo, más sutil, mágico, me atrevería a decir. Creo que en eso reside su fortaleza, lo mismo en su música. En la carencia de artificios se encuentra su verdad, y creo que es esa honestidad lo que la conduce a su originalidad. Es cierto que la existencia originalidad ha sido cuestionada, pero me parece que es más fácil llegar a ella una vez que renunciamos a las formalidades y nos exponemos realmente. Esto me recuerda una de las premisas que he aprendido que un actor debe tener: la desnudez. Sobre el escenario simplemente no pueden existir máscaras, velos o mentiras porque la práctica dice y muestra una y otra vez que de ser así las cosas simplemente no funcionan. Otro punto de su obra que llama mi atención es el poco apego que siente por su arte. No importa la figura de Violeta Parra, sino la obra como reflejo de un pueblo en el que ella es una más. Las canciones son del pueblo chileno, las técnicas son de todos. Esta actitud de comunidad sobre el ego, tiene para mí también resonancias en el oficio actoral. En el escenario, se trata de la acción entre los personajes, no del personaje consigo mismo. Es estar al servicio de la escena y saber que esta no gira en torno a un personaje sino a lo que sucede entre ellos.
Referencias:
1. Mentira todo lo cierto, tras la huella de Violeta Parra. Carmen Oviedo. Editorial universitaria.1990
2. Entrevista realizada por la televisión francesa en http://www.youtube.com/watch?v=PRpCDnXyHpE
A propósito de la honestidad que menciona Tina Modotti, comencé a buscar en mi memoria algún artista chileno con quien pudiera hacer un paralelismo. Alguien que buscase dignificar un medio así como Modotti lo hizo con la fotografía. De inmediato vino a mi cabeza la creación plástica de Violeta Parra. En esta dignifica materiales como el cartón, las fibras, la arpillera, trozos de vidrio, materiales que podrían encontrar su destino en un basurero. Tuve oportunidad de verlas hace algunos años en la pinacoteca de la Universidad de Concepción. Y al igual que ese día, me parece que un análisis estético, intelectual de su obra es solo uno de los caminos para comprenderla. Desde este punto de vista encontraríamos un vasto uso de símbolos y una estética naif, colores planos, texturas ásperas e incluso temáticas de denuncia. No es poseedora de una técnica extraordinaria y refinada, elabora sus arpilleras con un punto bastante sencillo. Sin embargo, lo que me conmovió en aquella ocasión, y esto es, desde luego, una impresión total y absolutamente personal, es que los cuadros mostraban a Violeta Parra desnuda, sin ningún tipo de velo, sus impulsos íntimos sin miedo a ir contra las convenciones del arte. Una motivación y un resultado que van más allá del intelecto (sin que por esto prescindan de él). Se despide de la perspectiva, del volumen y expone de algo que es, de algún modo, más sutil, mágico, me atrevería a decir. Creo que en eso reside su fortaleza, lo mismo en su música. En la carencia de artificios se encuentra su verdad, y creo que es esa honestidad lo que la conduce a su originalidad. Es cierto que la existencia originalidad ha sido cuestionada, pero me parece que es más fácil llegar a ella una vez que renunciamos a las formalidades y nos exponemos realmente. Esto me recuerda una de las premisas que he aprendido que un actor debe tener: la desnudez. Sobre el escenario simplemente no pueden existir máscaras, velos o mentiras porque la práctica dice y muestra una y otra vez que de ser así las cosas simplemente no funcionan. Otro punto de su obra que llama mi atención es el poco apego que siente por su arte. No importa la figura de Violeta Parra, sino la obra como reflejo de un pueblo en el que ella es una más. Las canciones son del pueblo chileno, las técnicas son de todos. Esta actitud de comunidad sobre el ego, tiene para mí también resonancias en el oficio actoral. En el escenario, se trata de la acción entre los personajes, no del personaje consigo mismo. Es estar al servicio de la escena y saber que esta no gira en torno a un personaje sino a lo que sucede entre ellos.
Referencias:
1. Mentira todo lo cierto, tras la huella de Violeta Parra. Carmen Oviedo. Editorial universitaria.1990
2. Entrevista realizada por la televisión francesa en http://www.youtube.com/watch?v=PRpCDnXyHpE
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